Las personas que padecen este trastorno siguen un patrón general de excesiva emotividad y búsqueda de atención.
Suelen expresar sus emociones de manera exagerada. Suelen ser egocéntricas y vanidosas y se sienten incomodas cuando no son el centro de atención.
A menudo son sexualmente seductoras en apariencia y comportamiento ya que les preocupa mucho no serlo
Buscan continuamente alguien que les tranquilice, que apruebe lo que hacen, y pueden enfadarse cuando alguien no le atiende o no le halaga.
Suelen ser impulsivos y poco tolerantes a la frustración. Su estilo cognitivo es extremista, tienden a ver todo en términos blanco y negro.
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